sábado, 30 de julio de 2011

Métodos de Enseñanza. Prof. Betis Silvera

Métodos Pedagógicos

     Son métodos lógicos aquellos que permiten la obtención o producción del conocimiento: inductivo, deductivo, analítico y sintético.

     Estos procesos del conocimiento se complementan dentro del método didáctico y las técnicas metodológicas.

Métodos y Técnicas de Enseñanza:
     Aprendizaje Efectivo


Métodos Lógicos

El Método Inductivo: Se denomina así, cuando lo que se estudia se presenta por medio de casos particulares, hasta llegar al principio general que lo rige.

El Método Deductivo: Consiste de inferir proposiciones particulares de premisas universales o más generales.

El Método Analítico: Por medio del análisis se estudian los hechos y fenómenos separando sus elementos constitutivos para determinar su importancia, la relación entre ello, cómo están organizados y cómo funcionan estos elementos.

El Método Sintético: Reúne las partes que se separaron en el análisis para llegar al todo. La síntesis le exige al estudiante la capacidad de trabajar con elementos para combinarlos de tal forma que constituyan un esquema o estructura que antes no estaba presente con claridad.

Técnicas de Enseñanza

Presentaciones Orales (Conferencia)

- Profesor se dirige al grupo usando notas preparadas.

- Tiene que haber ayudas visuales.

- Hay espacio para que el estudiante interaccione antes, durante y después de la conferencia.

- Se puede combinarla técnica con el debate o las preguntas sorpresas.

Presentación Oral Ilustrada

- Se incorporan dibujos, afiches, copias de artículos publicados y otros materiales. Ejemplo: entomología (formas y características que distinguen a los insectos)

- Utilización de guía didáctica ayuda a conceptualizar información auditiva.

Debate

- El objetivo es la expresión de ideas. Compartir de ideas, experiencias e información.

- Grupos pequeños: participación activa y aprendizaje efectivo.

- Estructura: temas a discutir, formación de equipos, estructura y protocolo, duración, informe o reporte.

Confucio dijo: "Cuando escucho recuerdo. Cuando veo recuerdo. Pero cuando hago aprendo."

Esta es la naturaleza interactiva del aprendizaje.

La Didáctica. Prof. Betis Silvera

     La didáctica para adultos debe estar siempre en situación de aprendizaje
Los centros de formación para adultos deben ser, necesariamente, centros diferenciados. Ello implica que no pueden partir de un Curriculum fijo y concebido a priori, como ocurre con las primarias y secundarias. La enseñanza para adultos debe partir necesariamente de las situaciones de vida en que se encuentran sus alumnos. La «situación» del alumno, empero, se halla relacionada siempre con su profesión o con una posible profesión. Además, la orientación profesional o «la reorientación» de los que se hallan ya en actividad, debe ser considerada cada vez más como una realidad social ineludible, dentro del proceso de evolución socioeconómica acelerado, que caracteriza nuestra época. A un trabajo que cambia continuamente, debe corresponder un perfeccionamiento continuo.
Este enfoque plantea a las instituciones de educación de adultos, una serie de problemas muy distintos de los que se daban clásicamente.  Porque es sabido que en las instituciones de educación de adultos de corte tradicional, el adulto concurría a «aprender» en primer lugar lo que se le ofrecía, y no directamente lo que él necesitaba aprender. La deserción de los centros de formación para adultos es pues, una lógica consecuencia, pues a la mayoría de los adultos no les queda tiempo sino para aprender lo que su «situación» les exige.
La nueva didáctica del adulto, debe pues partir necesariamente de la consideración de la «situación» específica en que se encuentra el «alumno», que como sabemos es por definición una «persona en situación». Según esto los factores que exigen el cambio de una didáctica para los adultos son determinados por:
La naturaleza de la situación-problema, que impulsa al adulto a recurrir a la formación. La misma puede ser de naturaleza profesional, económica, cultural, social, etc.
La naturaleza del agente que toma a su cargo satisfacer la necesidad del adulto. Tal puede ser la misma organización industrial en la cual él trabaja, o el sindicato, o el Estado.
Una vez que se haya esclarecido el contenido de los dos puntos anteriores, se deberá pasar a determinar la importancia del curso que debe seguir el adulto, su duración, el grado de obligatoriedad, el grado de compromiso exigido al alumno, los problemas didácticos de la preparación del profesor, el método, horarios, etc.
Pero, para la elaboración de una nueva didáctica del adulto, se debe partir del presupuesto de que el adulto, como «alumno», es alguien que trae consigo el caudal de sus conocimientos y de sus experiencias anteriores, y que el mismo puede ser muy valioso como punto de partida y de enriquecimiento de su «situación». Por ello la didáctica del adulto debe ser edificada sobre la base del capital aportado por los alumnos, para recién después, en un segundo momento, conducirlos a lo «nuevo». En esto, el profesor tendrá en cuenta que lo nuevo que él ofrece puede provocar una fuerte resistencia, casi siempre de tipo inconsciente, en sus alumnos, resistencia que él vencerá con habilidad. Para ello, lo más aconsejable es el empleo de una metodología activa.
El desarrollo de la inteligencia Su fijación y posterior deterioro
El desarrollo de la inteligencia: Hasta 1920 se admitía que el desarrollo de la inteligencia alcanzaba su grado máximo en una edad situada entre los 15 y los 18 años.  A partir de esa edad, se decía, la inteligencia permanece estable durante toda la edad adulta, hasta el comienzo de la senilidad propiamente dicha.
En 1920, se publicaron los resultados de una serie de estudios realizados sobre los adultos, seleccionados para la formación del ejército de U.S.A. Se notó que el nivel máximo de desarrollo intelectual se daba a los 20 años, y luego decrecía, primeramente en forma lenta, y a partir de los 40 años en forma más pronunciada, hasta arribar a la senilidad.
Posteriormente se continuaron realizando estudios en el mismo sentido, y las investigaciones de Wechslez, realizadas sobre mil personas de 16 a 68 años, permitieron reconocer que el nivel medio de inteligencia alcanza su máximo desarrollo entre los 18 y los 24 años, para decrecer progresivamente a partir de los 60 años. Se descubrió que, cuanto más elevado es el nivel inicial de la inteligencia del sujeto, tanto más precoz y rápido es su desarrollo, como asimismo que, cuanto más temprana es la edad en que el desarrollo de la inteligencia alcanzó su máximo, grado, tanto más rápido es su descenso.
El desarrollo de la inteligencia continúa hasta una edad que oscila entre los 20 y 30 años; para empezar a decrecer desde entonces, de un modo lento y con gran diversidad según los individuos.
Como se puede notar, los estudios sobre el desarrollo de la inteligencia no han dicho aún la última palabra, y ello ante todo si se tiene en cuenta que los mismos se realizan a partir de tests, hacia cuya construcción es justo guardar, por lo menos, una relativa desconfianza científica.
¿Existe el deterioro de la inteligencia?
¿Cómo explicar el hecho de que la inteligencia humana arribe a un determinado punto de desarrollo y se quede allí como estancada, y ante todo cómo explicar su lento pero irreversible deterioro, a medida que pasan los años? Por ahora no se tiene una respuesta conclusiva.  Puede ser que dicho estancamiento, por ejemplo, se deba al desinterés del adulto por el tipo de tests aplicados para medir su desarrollo intelectual. Puede ocurrir que se trate, simplemente, de variación de la velocidad de las operaciones intelectuales, lo cual no desmerecería el crecimiento de su capacidad. Pero puede ser también que la inteligencia deje de crecer, a causa del desuso que hacen de ella muchos adultos, al no esforzarse por elaborar nuevos conceptos, juicios y raciocinios.
Cattel, por su parte, cree individuar en el desarrollo intelectual del adulto, dos criterios que determinan su fijación y deterioro. Según él, la inteligencia posee las aptitudes de fluidez y de cristalización. La aptitud de fluidez de la inteligencia está dada por la capacidad general del sujeto de discriminar y percibir las relaciones existentes entre los varios elementos, a partir del final de la adolescencia. Desde entonces comienza a actuar la aptitud «cristalizadora» de la inteligencia, consistente en la formación de hábitos mentales discriminatorios, por lo cual ciertas operaciones mentales son preferidas a otras. Esto ocurre sin que se dé en el sujeto una percepción sin la comprensión consciente del mismo
Por todo esto el término «deterioro» de la inteligencia puede prestarse a una falsa interpretación, porque parece indicar necesariamente un real déficit de la inteligencia del adulto, frente a la del miro o del adolescente. Posiblemente, sin embargo, no se trate de una decadencia del poder intelectual del adulto, sino más bien de una transformación cualitativa de la misma, por lo cual pueda disminuir su «fluidez» en ciertos sectores, mientras que en otros se ve reforzada. Así sabemos que es propio del pensamiento del adulto establecer una mayor objetividad en sus contenidos. Según esto la inteligencia comienza a funcionar «adultamente», cuando el sujeto es capaz de desprenderse de lo subjetivo y de los sentimientos, para pasar a considerar las cosas en sí, independientemente de los «deseos» del sujeto.
Las personas adultas están en aprendizaje continuo
El estudio del aprendizaje humano, para que dé sus frutos en función de un mejoramiento del comportamiento del que aprende, implica una serie de etapas que deben ser dilucidadas previamente, con el objeto de poseer un punto de partida científico, capaz de servir de base para la elaboración de una metodología coherente con la personalidad del que aprende.
Diagnóstico de la personalidad del que aprende
Cada alumno adulto, posee su propia modalidad de aprendizaje. Pero lo que conviene recalcar es la necesidad de que se realice, al ingresar el alumno adulto en un centro educativo, un diagnóstico, lo más completo posible, de su situación cultural y nocional. La enseñanza de adultos debe partir necesariamente del acervo de cultura y de conocimientos que traiga consigo cada uno de los alumnos. De ello dependerá después, no sólo la graduación del contenido, sino también la metodología que deberá ser empleada.
Especificar los cambios que deben producirse en quien aprende:
El proceso de aprendizaje tiene como objetivo conducir al sujeto, desde un estado que se supone de incipiente maduración, por lo menos en algún sector de referencia, hacia un estado de mayor perfección en el mismo. Se trata pues, en términos generales, del paso de un estado de «incompetencia o ignorancia», en un determinado sector, al de competencia en el mismo. Los indicadores de que se está produciendo un cambio son los siguientes:
Cambia de sus conductas variables a otras estables y precisas.
Distingue los aspectos importantes de su aprendizaje, de los que son periféricos, secundarios o hasta extraños a su tema.
Elabora estrategias destinadas a solucionar nuevos problemas que le salen al paso, de una manera cada vez más experta.
El sujeto se transforma lentamente en un experto.
El comportamiento del alumno que realmente aprende, se vuelve cada vez más autosuficiente y autodidacta.
Si observamos en la conducta de un alumno estos cambios que acabamos de acotar, podemos afirmar que el mismo está «aprendiendo», es decir, convirtiéndose en un «experto» en el área de su aprendizaje.
Evaluación como mejora de los resultados del aprendizaje
La evaluación está en función tanto del trabajo del profesor como del alumno. Por lo tanto es tan equivocado el método tradicional en el cual era evaluado sólo el alumno, producto o víctima del mal método de su profesor, nunca evaluado. La evaluación debe estar al servicio de una mejora, tanto de la metodología didáctica y de la capacidad del profesor a enseñar, como del aprendizaje del alumno. La evaluación debe ser un mero control, destinado no a condenar, sino a mejorar el trabajo de profesores y de alumnos y en definitiva a lograr que el aprendizaje sea cada vez más seguro, eficiente y económico. La evaluación se halla pues, totalmente en función de la mejora de la formación. Todo lo demás es erróneo.

Prof. Betis Silvera

Nuevos Ambientes de Aprendizaje. Prof. Betis Silvera

Basta solamente examinar como en un siglo, en este siglo XX, hemos pasado por solo referirnos a una arista del problema, de una comprensión superficial y reduccionista del proceso de enseñar y aprender a partir del conductismo a interpretaciones más complejas y apegadas a la realidad como las aportada por el cognoscitivismo y el constructivismo social.

     Es cierto que las formas de organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje han ido variando más en el plano teórico de su comprensión que en el práctico de su realización, lo que ha provocado una contradicción e insatisfacción de todos aquellos que de una forma tenemos que ver con la educación de las nuevas generaciones.

     Por otra parte, la explosión de las tecnologías de las comunicaciones y la informática de los últimos años y su empleo cada vez más generalizado en la sociedad, ha ido imponiendo nuevas posibilidades de organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, dista mucho la educación de hacer un empleo extensivo y a su vez intensivo del enorme bagaje teórico y tecnológico gestado durante los años de este siglo.

     Muchos son los posibles factores de diferentes tipos y naturaleza que pueden justificar lo anterior, pero lo que sí es evidente en muchos casos, es que el empleo de las nuevas tecnologías a la enseñanza constituye un reto aún por lograr más en el plano pedagógico que tecnológico.

     No se trata de insertar lo nuevo en lo viejo, o seguir haciendo lo mismo con las tecnologías de punta. De lo que se trata es de diseñar nuevos ambientes de aprendizajes acordes con el estado del arte de las ciencias y al tecnología contemporánea.

     El problema no se reduce o debe reducirse a “introducir” tecnología. Lo que se impone es hacer un buen uso de ella, es decir, un empleo acorde con la naturaleza y la finalidad del proceso al cual se aplica y debe “ajustarse” para que ésta sea capaz de dar los resultados que le posibilitan sus extraordinarias potencialidades y que se justifique plenamente la inversión que debe hacerse. Por ejemplo, el éxito de la tecnología de punta en el campo de la medicina está dado entre otras razones por la pertinencia con que se aplica ésta en pos de la salud del paciente y del trabajo del médico como profesionista.

     Introducir la tecnología por la tecnología en la educación es absurdo, y más temprano que tarde resultará una frustración. Delo que se trata es de emplear los recursos tecnológicos para hacer las cosas mejor y optimizar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Todos y cada uno de sus componentes y entre ellos al maestro en su rol como profesional.

     La tecnología puede ayudar con crece a un buen maestro a ser mejor debidamente sensibilizado y capacitado al respecto, pero en la misma medida puede hacer peor a un mal instructor, por el efecto magnificador que ésta tiene.

     La cuestión no es “per se” de tecnología, es del proceso de enseñanza-aprendizaje como un todo, en la que el maestro, alumno y tecnología son componentes entre otros. Sobrevaluar uno en detrimento del otro da muestra de falta de visión sistemática y puede ser peor la “cura que la enfermedad”

     Está claro que en un mundo de tecnología, la escuela no debe sustraerse de ella ni en cuanto a su aplicación ni en lo relativo a la educación para su empleo, más aún, la aplicación creadora de la telemática al proceso de enseñanza-aprendizaje puede facilitar, de hacerse cumpliendo los cañones de actuación pedagógica, la introducción masiva de los grandes logros de la didáctica contemporánea.

     Aquí como en otros muchos campos de actuación humana, la solución al reto está en lo equipos multidisciplinarios, mejor aún, en los transdisciplinarios, donde el profesional de la educación: el maestro, más que un espectador, a pasivo receptor de los intentos de integración de la tecnología a la enseñanza, participe crítica y creativamente en la solución del problema. De no ser así terminará por rechazarla, minimizarla o hacer un mal uso de ella pese a sus bondades potenciales.

     Las tecnologías de punta propician nuevas formas de aprender que por supuesto no sustituyen a las tradicionales, lo que hacen es ampliar y enriquecer las posibilidades de actuación educativa.

     Lo nuevo y distintivo está en la forma en que empleamos los recursos, tanto los recientes como los que no lo son en su combinación e integración, en el respeto a su código propio de comunicación y sobre todo en el empleo pedagógico que hacemos de cada uno y de todos integrados como un sistema.

     De ahí que los nuevos ambientes de aprendizaje, sea una forma de organizar el proceso de enseñanza presencial y a distancia que implica el empleo de tecnología, pero no se reduce a ello, para crear una situación educativa centrada en el alumno y que fomente su autoaprendizaje, así como el desarrollo de su pensamiento crítico y creativo mediante el trabajo en equipo cooperativo.

     En resumen, de lo que se trata es de integrar de manera pertinente los avances tecnológicos del  momento con los aportes de las Ciencias de la educación, de manera tal que se complementen, enriquezcan y se pongan en función de la educación de toda la sociedad para el despliegue de las potencialidades de todos sus miembros y el logro del uso pleno de la capacidad distintiva del ser humano: la de pensar y sentir, crear y emocionarse, descubrir, transformar y cooperar conscientemente unos con otros.
     
       "Expresión todo ello de humanismo y respeto por el hombre".